MÉTODO PARA RESOLVER DELITOS
a a principios del siglo XX, las aplicaciones de este oráculo de madera no parecían conocer límite. Lo más cotidiano y frecuente contaba que en Chicago, «una pareja cuya casa había sido robada consultó a la ouija, la cual enseguida deletreó el nombre de un hombre y su esposa como culpables. Las víctimas del robo reiteraron eso, y ahora son acusados en una demanda de 10.000 dólares por calumnia». También curioso es el caso de Gordon Fawcett Hamby, asesino, ladrón de bancos y asaltante de trenes, cuyo historial criminal abarcó de costa a costa y culminó con el asesinato de dos empleados de banca en Brooklyn en el año 1918. Terminó siendo electrocutado en la silla eléctrica dentro de la prisión de Sing Sing. Pues bien, Hamby «pasó su último día en la casa de la muerte escribiendo cartas en su celda, leyendo periódicos de Nueva York y ‘hablando’ con la ouija».
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