BERNARD ARNAULT ETERNAMENTE JOVEN
ENTRELAZANDO LO TRADICIONAL Y LO QUE ESTÁ A LA ÚLTIMA MODA, BERNARD ARNAULT –PROPIETARIO DE LVMH– HA LEVANTADO EL IMPERIO DEL LUJO MÁS GRANDE DEL MUNDO Y UNA FORTUNA DE CIEN MIL MILLONES DE DÓLARES. Y TODAVÍA ESTÁ LISTO PARA SEGUIR CRECIENDO.
Bernard Arnault es mi inspiración”, comenta Sheron Barber. Este hombre de 38 años viajó desde Los Ángeles a la palaciega tienda de Louis Vuitton de la plaza Vendôme de París, en pleno apogeo de la Semana de la Moda de otoño, para rendir tributo a su ídolo, el jefe del coloso del lujo LVMH. Barber es, en sí mismo, todo un espectáculo. Se ha teñido, en negro, signos de dólar sobre su pelo fucsia y amarillo, casi cortado al rape; fundas verdes cubren sus dientes y varios candados de equipaje Louis Vuitton cuelgan de la cadena de acero inoxidable que rodea su cuello. “El año pasado me gasté un par de cientos de miles [de dólares] en LV”, dice. Se gana bastante bien la vida, encargándose de la imagen de artistas musicales de hip-hop y trap como el grupo Migos o el rapero Post Malone. En su último video, Saint-Tropez, Post Malone lleva una especie de chaleco antibalas de cuero negro creado por Barber y que es, en realidad, una mezcla de coraza y bolso Vuitton. Barber dice, acerca de Arnault: “Él solo se ha bastado para definir el lujo moderno”.
“Es la maison Louis Vuitton más excepcional –dice Arnault acerca de la tienda de la Place Vendôme, en un inglés con marcado acento francés–. Puedes ver el universo entero de la marca”. Abierto hace poco más de dos años, el espacio se percibe como un cruce entre un museo y un club privado. Un despliegue de productos de Vuitton se muestra dentro de resplandecientes vitrinas o dispuesto de forma ingeniosa sobre los estantes. Escaleras de mármol con balaustradas de cristal conducen al taller privado del cuarto piso, donde seis costureras crean vestidos a medida para celebridades del calibre de Lady Gaga o Emma Stone. “Me involucré mucho en el diseño”, dice Arnault.
Él sigue obsesivamente el devenir de sus mejores marcas propias, especialmente Louis Vuitton, el cajero automático del consorcio empresarial, que en 2018 representó casi una cuarta parte de los ingresos de LVMH, de 54.000 millones de dólares y más de un 47% de los beneficios, según los
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