ARRIBA Y ABAJO
POCO DESPUÉS DE COMENZAR SU RELACIÓN, el arquitecto António Falcão Costa Lopes y su mujer, Filipa Fortunato, decidieron que abrir un hotel podría ayudarles a prevenir el síndrome del nido vacío algún día. “Cuando nos casamos, hace más de 20 años, nos dimos cuenta de que, al irnos de casa, nuestros padres se sintieron tristes, incluso un tanto solos”, explica Fortunato, de 44 años. “Pensamos que, si tuviésemos un pequeño hotel y viviésemos en él, siempre estaríamos acompañados y nunca nos cansaríamos de hablar solo entre nosotros”, añade, medio en broma. El plan inicial era vender su apartamento de cuatro dormitorios en Bairro das Estacas, un complejo modernista del norte de Lisboa, y construir de cero una casa-hotel en la misma zona cuando su cuarto hijo comenzase la universidad, un acontecimiento para el que todavía
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos