PALABRAS ENCADENADAS
DESDE EL MISMO MOMENTO en que se inauguraba el museo Guggenheim Bilbao el visitante caía rendido ante la potencia expresiva de una de las piezas que ahí se (1997), una pieza de la artista estadounidense Jenny Holzer (Gallipolis, Ohio; 1950), que le fue encargada para la apertura del edificio y que permanece instalada desde entonces en el Atrio. Compuesta por nueve columnas de diodos luminosos de doble cara, de más de doce metros de altura cada uno, forma parte del característico estilo de la artista basado en aforismos empleados como medio de concienciación. La obra de Holzer está repartida por todo el mundo, con instalaciones permanentes en espacios como el Novartis HQ de Basilea, la Universidad de Agder, en la ciudad noruega de Gimlemoen o el Schlossgarten de la ciudad alemana de Münster. Pese al papel estelar que tuvo desde la inauguración del Guggenheim, han tenido que pasar veintidós años para que el museo bilbaíno le haya dedicado una amplia retrospectiva. muestra el vasto universo conceptual de la artista norteamericana, cuya carrera dura más de cuarenta años, con una mezcla de obras antiguas con otras creadas expresamente para esta exposición, que estará abierta al público hasta el próximo 9 de septiembre. Holzer pasó dos semanas en Bilbao, a mediados de marzo, supervisando el montaje de la muestra, y en ese tiempo se produjo expresamente para la ocasión otra obra que se proyectaba de noche sobre la fachada del edificio diseñado por Frank Gehry, y que constaba de 169 textos de diecinueve autores españoles y extranjeros.
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