Decir sí
arece más fácil de lo que es, pero llegar al punto de estar segura de una cosa ciento por ciento, cada vez se vuelve más complejo. Ya sea y nos disponemos a trabajar. Tampoco se antoja una decisión ligera si estamos considerando romper el tradicional que nos ha caracterizado por meses o años, para desmaquillarnos y trazar líneas distintas, usar polvos de colores en zonas diferentes o inyectarnos algo aquí o allá, con el fin de obtener un rostro acorde con la estética deseada. Ni qué decir de cuando lo que estamos valorando es unirnos a alguien para siempre, con todo el bagaje de cambios, dudas y negociaciones que un compromiso de ese tipo significa. Una vez que has dado el sí, con un diamante hermoso en tu dedo anular, se desboca un caudal de opciones: el vestido de tus sueños está a nada de convertirse en realidad. ¿Lo encontrarás? No dejes de considerar el nivel top donde te posiciona la alta costura, con su tradición milenaria, sus diseños archiexclusivos y el tratamiento VIP que una novia tan especial se merce. Claro, también están los modelos espectaculares, diseñados en las grandes casas de la moda y que cubren todos los espectros para ofrecer el traje perfecto, sea cual sea tu estilo. Después están los accesorios: las joyas, los zapatos, el tocado, el velo, las alianzas y todos esos fantásticos complementos que se conjugan para llevar a cabo el encanto. Resulta tan encantadora y romántica esa temporada previa a la boda, que hasta quienes no nos pensamos casar, nos sentimos enamoradas.
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