Mary Pickford

Fue la primera “novia de América” cocinada por el cine en Hollywood, pero en realidad había nacido en Ontario, Canadá, el 8 de abril de 1892 (ella intentó quitarse años afirmando que había nacido en 1893 y 1894 en distintas entrevistas), con el nombre más mundano de Gladys Louise Smith, que para el ejercicio y disfrute de la fama se cambió en Mary Pickford.

El asunto del nombre fue cambiando con el tiempo. En su debut sobre los escenarios a los siete años de edad, se la conocía como Baby Gladys Smith. Luego, una industria del cine que todavía no reconocía más autoría y propied ad sobre las películas que la del sello que las producía, sumida en plena guerra de patentes y con el trust de Edison dominando el negocio, le negó a ella, como a todas sus compañeras de oficio, el nombre y el apellido, así que para las funciones promocionales de las películas en las que participaba se la conocía como la Chica con el Pelo Dorado, la Chica Alegre, la Novia de América (con ella empezó esa etiqueta que luego se aplicaría a tantas otras estrellas femeninas del cine estadounidense y hasta el momento no ha tenido equivalente masculino), Ricitos de Oro, la Pequeña Mary, la Chica de los Rizos, y ya en el colmo de la utilización de los actores y las actrices como propiedad de las productoras, la Chica de la Biograph.

El tema del nombre deja bastante claro cómo fueron los primeros tiempos del cine en Estados Unidos en lo referido al trato de los productores a los equipos creativos que trabajaban en sus películas, considerados por la parte empresarial del negocio como poco más que meras herramientas de carne y hueso para fabricar su producto. Todo creador se ha tropezado alguna vez con este tipo de empresaurio, pero lo de los primeros tiempos de Hollywood con sus equipos humanos era de traca.

La reina de Hollywood

Posteriormente, a medida que iba madurando como actriz y ganaba más popularidad y protagonismo como estrella del medio cinematográfico, Mary Pickford se las fue ingeniando para cambiar ese lamentable paisaje de explotación a su favor, convirtiéndose en productora de sus propias películas e incluso fundando junto a los maestros del cine David Wark Griffith y Charlie Chaplin, y a su propio marido, la primera estrella del cine de acción Douglas Fairbanks, la productora United Artists, uno de los sellos más destacados de la historia del cine estadounidense. También pudo