Annabelle vuelve a casa
Posesión
e dice que hay personas que han sido poseídas por espíritus, entes o demonios, y en la ficción cinematográfica hay varios ejemplos de ello. Puede ocurrir que un aditamento cambie la personalidad de quien lo lleva, como sucede en (Chuck Russell, 1994) un empleado de banca se transforma, al ponerse una antigua máscara, en un extravagante personaje con cara verde enfrentado al crimen (Jon Watts, 2014), un padre se viste con un disfraz de payaso y se ve dominado por este, que le convierte en un peligroso homicida. Más habitual es que sea un espíritu el que se introduzca en una persona y la controle, como en (Sam Firstenberg, 1984), sobre una profesora de aeróbic sometida por el espíritu de un ninja que busca venganza entre aquellos que causaron su muerte. Por su parte, en de Joel Delaney (Waris Hussein, 1972), una mujer sospecha que el violento comportamiento de su hermano se debe a que ha sido poseído por un asesino, mientras que en (H. Tjut Djalil, 1988), una joven antropóloga se ve atrapada (y no por casualidad) por una antigua diosa que exige como mínimo muerte por doquier. También puede suceder que uno sea la reencarnación de una persona fallecida, como en de Audrey Rose (Robert Wise, 1977), en la que la feliz vida de un matrimonio se ve enturbiada cuando un hombre aparece afirmando que en verdad su hija es la reencarnación de la suya (que falleció quemada viva en un accidente automovilístico), y que sus recientes y extraños comportamientos pueden confirmarlo. O de Peter Proud (J. Lee Thompson, 1975), con un profesor de universidad que empieza a tener visiones de quien fuera antes, un marido que asesinado por su esposa a causa de su infidelidad.
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